Para mentalizar a la gente sobre el problema, los doctores Emiliano Eizaguirre y Manuel Zaragüeta diseñaron la cartilla antituberculosa que se distribuyó también a través de las iglesias y la prensa. Asimismo, dieron conferencias en sociedades, centros religiosos, etc. Esta campaña estuvo patrocinada por la Diputación Foral de Gipuzkoa. En 1930 se comenzó con la vacunación en San Sebastián. En 1934 habían sido vacunados 6.000 niños.