A comienzos del siglo XX Gipuzkoa era la provincia con mayor índice de mortalidad por tuberculosis. En 1912 se inauguró el Sanatorio Nuestra Señora de las Mercedes como centro preventivo antituberculoso. Asimismo, la Diputación tenía un sanativo en el monte Andazarrate, de Asteasu. En 1913 el doctor [6] Eizaguirre logró crear un dispensario antituberculoso en el Hospital de Manteo. En 1928 se instaló otro en la calle San Bartolomé. A éstos siguieron los de Eibar, Irún, Tolosa, Azpeitia y Bergara. En 1934 el Estado tomó el relevo en la lucha contra la tuberculosis y creó un dispensario antituberculoso en San Sebastián y otro en Eibar. Al mismo tiempo los médicos trataban de sensibilizar a la población y a las autoridades para hacer frente a la enfermedad y crear la lucha antituberculosa.