Centro abierto por los doctores Huici y Egaña en 1913 para atender a sus enfermos privados que no tenían acceso al Hospital de Manteo. A la muerte de Egaña, en 1928, la clínica quedó a cargo de su ayudante José Mª Zuriarrain (que en seguida construyó su propia clínica).
Poco después, Martín-Santos ocupó el edificio hasta tener su propia clínica en 1936; año en que la compraron Ignacio Mª Barriola y Fort Zárraga.